El Rey recién nacido depende de José para que lo proteja del sangriento rey terreno. Regresando de Egipto, el Hijo de Dios establece la Nueva Alianza, llevándonos de la esclavitud del pecado a la nueva tierra prometida, su reino.
Con los Santos Esposos primero piense en el misterio de Dios Encarnado haciéndose dependiente, amenazado, un refugiado con un precio en su cabeza. Luego contemple la providencia de Dios usando este sufrimiento para reemplazar la idolatría pagana y luego regresar a la tierra prometida como el verdadero Rey de la Nueva Alianza a la cual estamos bendecidos de pertenecer.
María, llena de gracia, y José, hijo de David; honor a ti, Madre de Dios, y a ti, custodio del Redentor. Eterna alabanza al Niño con quien formaron una familia, Jesús, nuestro Rey.
Santos Esposos, …