El designio de Dios es que el esposo de María, el hombre justo de la casa de David, continúe con sus planes de formar un hogar juntos, y que dé nombre y actúe de padre al niño concebido por el Espíritu Santo. El Hijo de Dios depende de un padre humano, comprometido en un matrimonio virginal, para proveerle un hogar amoroso, afectuoso y sano.
Sondee el asombro reverente de José cuando el ángel afirma su misión como esposo de la Madre de Dios y padre terrenal del Hijo de Dios. Visualice a José y María yendo a vivir juntos como esposos puros para proveer una familia para el Hijo de Dios que les nacería. Imagínese cómo el amor desbordante de Dios hacia ellos profundiza su amor el uno para el otro. Junto con los Santos Esposos encuéntrese en asombro del misterio de Dios venido a nosotros como el Mesías en el vientre de María.
María, llena de gracia, y José, hijo de David; honor a ti, Madre de Dios, y a ti, custodio del Redentor. Eterna alabanza al Niño con quien formaron una familia, Jesús, El Mesías.
Santos Esposos, …