La religiosidad popular, muchas veces con la aprobación oficial de la Iglesia, pide la intercesión de ciertos santos del cielo en ciertas necesidades particulares o para ciertos grupos de personas. Entre todos los patronos particulares, María y José se destacan como los patronos universales de toda persona en toda circunstancia. María es Madre de toda la Iglesia y José es Patrono de toda la Iglesia. Son los modelos para los llamados al estado de matrimonio tanto como para los llamados al estado de virginidad, dado a su vocación única de vivir simultáneamente estas dos formas de amar. María Inmaculada, Madre de Dios, es incuestionablemente la más cercano a Jesús en el Cielo, y San José, por su vocación de relación íntima con Jesús y María, es el más santo después de ella. Juntos los Santos Esposos son los intercesores más poderosos de todos y para todos.
Por supuesto, múltiples patrocinios particulares siguen como consecuencias de este patronado general. Algunos de los muchos aspectos, grupos o virtudes particulares bajo su patrocinio son: