Textos para las Horas

Traducción al Español del Rito litúrgico aprobado para los O.S.J. para la Liturgia de las Horas de los Santos Esposos

Las partes que faltan se pueden tomar del Común de la Santísima Virgen María o de la Solemnidad de San José, el 19 de marzo.

Invitatorio

Ant. Adoremos a Cristo en el desposorio de María y José.

Oficio de lecturas

Ant. 1: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?

Salmo 18: Cristo Esposo de la Iglesia. Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo para santificarla.

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo murmura.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.

Ant. 1: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?

Ant. 2: El Espíritu vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.

Salmo 23: Cristo, Rey de la Gloria
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros
y nosotros hemos contemplado su gloria.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas;
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas;
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
Él es el Rey de la gloria.

Ant. 2: El Espíritu vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.

Ant. 3: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.

Salmo 44: Las nupcias del Rey
Ya llega el esposo, corran a su encuentro.

Me brota del corazón un poema bello;
recito mis versos a un Rey;
mi lengua es ágil pluma de un escribano.

Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia.
El Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.

Ant. 3: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.

Primera Lectura (Is. 7,10-14; 11,1-5; 62, 1-3.5)

Del libro del profeta Isaías

El Señor volvió a hablar a Ajaz: “Pide una señal al Señor tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.” Respondió Ajaz: “No la pido, no quiero tentar al Señor.” Entonces dijo Isaías: “Escucha, heredero de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará él mismo una señal. Mirad: la joven ha concebido y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel: ‘Dios con nosotros.’”

Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor. Y le inspirará en el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será el ceñido de su cintura, y la lealtad el cinturón de sus caderas.

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que despunte la aurora de tu justicia y su salvación llame como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes, tu gloria; te pondrán un nombre nuevo pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.

Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.

Responsorio

Bienaventurada es la Virgen María y digna de toda alabanza,
— De ella nació el sol de justicia, Cristo Señor nuestro.

Celebremos con gozo la fiesta de María, esposa de José.
— De ella nació el sol de justicia, Cristo Señor nuestro.

Segunda Lectura (Expositio super Lucam, liber II) Del Comentario de San Ambrosio, obispo de Milán, sobre Lc 1,26-27

Los evangelistas se han repartido acertadamente entre sí tareas distintas: San Mateo nos presenta a San José, a quien el ángel ordena que no abandone a María; el evangelista San Lucas da testimonio de que todavía no vivían juntos; y lo mismo atestigua María cuando dice al ángel: “¿Cómo será esto, pues no conozco varón?” El mismo Lucas proclama su virginidad, diciendo: “Y la virgen se llamaba María”, como lo había afirmado el profeta con las palabras: “He aquí que la virgen concebirá”. A su vez todo esto lo confirma San José cuando decide apartarse de la mujer encinta, sin haber tenido relación con él.

A José le corresponde el mérito y la imagen de “justo” y esto realza su testimonio; ya la boca del justo no conoce la mentira, su lengua habla con sensatez y su juicio es verdadero.

No te maravilles, si la Escritura llama a María “esposa”: esta palabra no manifiesta la pérdida de su virginidad, sino revela su estado matrimonial, por la celebración de las bodas. Efectivamente a nadie se le ocurre repudiar a la mujer, que no ha casado: el hecho mismo de que José piensa abandonarle atestigua que él reconocía de haberse casado con ella.

Ni tampoco debemos extrañar que el evangelista afirme que: “No la conoció hasta que dio a luz a su hijo”. Aquí tenemos una locución de la Escritura, que aparece también en otro lugar, por ejemplo: “Hasta su vejez, Yo soy”. ¿Acaso después de su vejez Dios no existirá más? Y también en el salmo: “Dice el Señor a mi Señor siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos bajo tus pies”. ¿Acaso después de la derrota de los enemigos, el Señor no estará sentado a la derecha del Padre? Es el mismo caso de quien defiende un juicio, que se limita a exponer lo que a él se refiere, sin añadir otros detalles: ya que le interesa defender la causa que tiene entre manos, dejando lo demás.

Quien pues, se propuso exponer que el misterio de la encarnación fue virginal, no retuvo necesario tratar también sobre la ulterior virginidad de María, para que no pareciera que más quería defender la virginidad de María que afirmar el misterio.

Al afirmar que José era un justo señaló suficientemente que no ha podido profanar el templo del Espíritu Santo, la madre del Señor, las entrañas consagradas por el misterio.

Conocemos la sucesión verdadera de los hechos; hemos entendido su propósito. Ahora intentemos comprender su significado más profundo.

Es significativo que María ha sido su esposa, pero esposa virginal: porque ella es símbolo de la Iglesia, que es esposa sin mancha; siendo ella virgen no ha concebido por el Espíritu y, permaneciendo virgen, nos alumbra sin dolor. Es dable que María haya alcanzado la maternidad por Quien no era su esposo, de la misma manera que las Iglesias particulares, fecundadas por el Espíritu y la gracia, también están unidas en la persona de un pontífice mortal.

Responsorio

Justamente eres bendita entre las mujeres, porque has cambiado la maldición de Eva en bendición.
— Por ti vino a los hombres la bendición del Padre.

Por ti nuestros progenitores consiguieron la salvación.
— Por ti vino a los hombres la bendición del Padre.

Te Deum. Oración como en Laudes.

Laudes

Himno

Virgen unida al casto Esposo,
escogido por Dios para esa unión,
recibe el saludo que tus devotos,
te presentamos al despuntar el día.

Azucenas castas de nívea blancura
perfume celestial en tierra extraña
el Verbo santo deleite del cielo
en vuestra hogar disfrutó gozoso.

Del Redentor, padres dichosos
nuestra roca y segura peña
que los Oblatos por ambos defendidos
en amor santo y número retocen.

Trinidad santa recibe la alabanza
de quienes amparan los patrones santos
y la paz de su hogar, se cambie en nosotros
en el eterno gozo de tus encantos. Amén.

Los salmos y el cántico se toman del domingo I del Salterio

Ant. 1: Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

Ant. 2: Los pastores vinieron presurosos y encontraron a María y José, y al niño acostado en un pesebre.

Ant. 3: El padre y la madre de Jesús estaban maravillados de lo que se decía de él.

Lectura breve (Is. 61,10-11)

Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a un novio que se pone la corona, o a una novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.

Responsorio breve

Celebremos a la bienaventurada Virgen María, esposa de José.
— Celebremos a la bienaventurada Virgen María, esposa de José.

Vivamos fielmente este misterio de la Virgen María.
— Esposa de José.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
— Celebremos a la bienaventurada Virgen María, esposa de José.

Cántico evangélico

Antífona: Celebremos con gozo a la siempre Virgen María, Madre de Dios, para que juntamente con San José, su esposo, interceda por nosotros ante el Señor.

Preces

Celebremos a nuestro Salvador, que se dignó nacer de la Virgen María, y quiso ser llamado hijo de José; oremos diciendo:
— Qué intercedan por nosotros, Señor, la Virgen María y San José.

Salvador del mundo, que por tu redención preservaste a tu Madre de toda mancha de culpa,
— presérvanos también a nosotros del pecado.

Redentor nuestro, que viviste sometido a María y a José,
— enséñanos la virtud de la obediencia.

Verbo eterno, que compartiste en tu vida la pobreza de María y de José,
— enséñanos el amor a la pobreza.

Buen Jesús, que durante tu vida quisiste ser llamado hijo de José,
— enséñanos a cultivar la humildad y la sencillez.

Cristo Salvador, que rogaste al Padre por la unidad de los que creen en ti,
— concede a todos los miembros de nuestra Congregación el don de tu amor inefable.

Padre nuestro.

Oración

Padre santo, tú que has unido con enlace virginal a la gloriosa Madre de tu Hijo con el varón justo San José, para que fuesen fieles colaboradores del misterio del Verbo encarnado, haz que nosotros, unidos a ti por el vínculo bautismal, vivamos más íntimamente nuestra unión con Cristo y avancemos gozosamente por las sendas del amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Hora Intermedia

Los salmos se toman de la feria correspondiente.

Tercia

Ant. Al despertar, José hizo como le había ordenado el ángel del Señor y se llevó consigo a su esposa.

Lectura breve (Mt 1,20)

Mientras José había tomado esta resolución, se le apareció en sueños el ángel del Señor que le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa porque lo concebido en ella es del Espíritu Santo.”

Madre bienaventurada y Virgen purísima, gloriosa reina del mundo.
— Intercede por nosotros ante el Señor.

Sexta

Ant. El padre y madre de Jesús se maravillaban de las cosas que se decían de él.

Lectura breve (Lc 2,22-23)

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: “Todo primogénito varón será consagrado al Señor.”

¡Qué Madre tan gloriosa!
— Que engendró al Rey de los cielos..

Nona

Ant. Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.

Lectura breve (Lc 2,41-44)

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y cuando terminó, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron un día de camino y se pusieron a buscarle entre los parientes y conocidos.

María guardaba todas estas cosas.
— Llevándolas en su corazón.

La oración conclusiva como en las Laudes.

Vísperas

Ant. 1: El ángel Gabriel fue enviado a la Virgen María, esposa de José.

Salmo 121: La ciudad santa de Jerusalén
Os habéis acercado al monte santo de Sión,
ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo (Heb 12,22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
“Vamos a la casa del Señor”!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus
las tribus del Señor,

Según la costumbre de Israel
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
“Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.”

Por mis hermanos y compañeros
voy a decir: “La paz contigo”.
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Ant. 1: El ángel Gabriel fue enviado a la Virgen María, esposa de José.

Ant. 2: La madre de Jesús estaba desposada con José y antes de que convivieran juntos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.

Salmo 147: Restauración de Jerusalén
Ven y te mostraré la desposada, la esposa del Cordero (Ap 21,9)

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
anuncia sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni le dio a conocer sus mandatos.

Ant. La madre de Jesús estaba desposada con José y antes de que convivieran juntos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.

Ant. 3: El ángel del Señor se le apareció a José y le dijo: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María, tu esposa.”

Cántico (Ap 19,1-7) – Las bodas del Cordero

Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios.
Porque sus juicios son verdaderos y justos. Aleluya.

Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos.
Los que le teméis, pequeños y grandes. Aleluya.

Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios dueño de todo.
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias. Aleluya.

Aleluya. Llegó la boda del Cordero.
Su esposa se ha embellecido. Aleluya.

Ant. El ángel del Señor se le apareció a José y le dijo: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María, tu esposa.”

Lectura breve (Gál 4,4-5)

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos de adopción.

Responsorio breve

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo.
— Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo.

El Espíritu Santo bajará sobre ti y te cubrirá con su sombra el poder del Altísimo.
— El Señor está contigo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
— Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo.

Cántico Evangélico

Ant. Celebremos con gozo la siempre Virgen María, Madre de Dios, para que juntamente con su esposo interceda por nosotros ante Dios.

Preces

Rindamos gracias a Cristo, que en la tierra vivió sometido a María y a José, y digámosle:
— ¡Oh Señor, mira a María y a José y escúchanos.

Maestro divino, concédenos escuchar tu palabra y que la guardemos con corazón puro y generoso,
— como María tu madre la acogió y meditó en su corazón.

Cristo, artífice del universo, que fuiste llamado hijo del carpintero,
— haz que emprendamos con empeño generoso nuestro trabajo de cada día.

Jesús, que en la familia de Nazaret creciste en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres,
— concédenos, a ejemplo tuyo, crecer en todas las virtudes.

Jesús Redentor, que escogiste a María y José como tus custodios,
— Protege nuestra congregación.

Jesús, que has unido a ti en la gloria del cielo a María y a José,
— recibe en la familia de los bienaventurados a nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro…

La oración conclusiva como en las Laudes