Las raíces de la devoción a los Santos Esposos, María y José, se encuentran en la historia de la Fiesta de los Esponsales,4 que existió por siglos antes de la Fiesta actual de la Sagrada Familia. Aunque nunca se extendió al calendario de la Iglesia universal, esta fiesta tiene un uso de larga tradición y generalizado en muchos calendarios litúrgicos particulares. Propuesta por Jean Charlier Gersón en el Concilio de Constancia en 1416, La Fiesta de los Desposorios de María Santísima y San José fue adoptada para 1482 por la Catedral de Chartres (celebrada el sábado antes del Tercer Domingo de Adviento), en 1517 por las monjas de la Anunciación fundada por Juana de Valois, en 1537 por los franciscanos (celebrada el 7 de marzo), y poco después por otras órdenes religiosas, como los Siervos de María (celebrada el 8 de marzo) y los dominicos (celebrada el 22 de enero). En 1684 Inocencio XI permitió su celebración en el imperio de Leopoldo I, y más tarde también en España. En 1725 Benedicto XIII hizo lo mismo con los Estados Pontificios, fijando la fecha para el 23 de enero.
Durante los últimos dos siglos distintos permisos particulares se han dado para celebrar la fiesta, por lo general el 23 de enero y, en ocasiones, en febrero, el 26 de noviembre, o incluso el Último Domingo después de Pentecostés. El 12 de diciembre de 1840, se le concedió el permiso también a los Estados Unidos de América. La extensión del uso mereció su inclusión antes del Concilio Vaticano II en el Misal Romano para el 23 de enero en la sección de lugares particulares, pro aliquibus locis.
Algunos de los que recibieron la aprobación para la observancia local de la fiesta fueron: las diócesis de Lausana, Ginebra y Perpiñán, las monjas benedictinas de la Adoración del Santísimo Sacramento, el Reino de Saigón, la Provincia de Oregón, la Diócesis de San Donnino ahora Fidenza, la provincia de Quebec, la Arquidiócesis de Friburgo, el Monasterio de San Martín en Portugal, la Diócesis de Córdoba Argentina, la Diócesis de Río de Janeiro Brasil, la diócesis de Fréjus-Toulon, los capuchinos, los benedictinos suizo-americanos, las Canonesas Agustinas de la Congregación de Notre Dame en Épinal Francia, los cistercienses húngaros, las diócesis de Kotor en Yugoslavia, y Como, Pinerolo y Matelica en Italia, la Pía Sociedad de Devotos de San José en Barcelona, la Diócesis de Huesca, las Monjas Cistercienses de Segovia, la Basílica de Santa María Mayor en Roma, los Oblatos de San José de Marello, el Oratorio de San José en Montreal, la Congregación de San José de Murialdo, la Diócesis de Zacatecas México, y la Iglesia de los Esponsales de los Escolapios en Viena Austria.
San José Marello (1844-1895) vivió y promovió una espiritualidad de humildad y caridad basada en aquella misma de la Sagrada Familia de Nazaret. Fundó los Oblatos de San José para imitar al esposo de María en el servicio a los intereses de Jesús. Reflexionó sobre el hecho que los santos más grandes de todo el mundo, María y José, vivieron un vida ordinaria y desapercibida, y que por eso la santidad consistía en expresiones diarias de amor en la vida familiar, el trabajo y la oración. Introdujo la Fiesta de los Desposorios entre sus Oblatos, quienes siempre la han apreciado profundamente, y quienes el 21 de febrero de 1921 obtuvieron de la Sagrada Congregación de los Ritos el indulto para celebrarla con el rango de doble mayor.
En 1961, la Sagrada Congregación de Ritos promulgó una instrucción que eliminó de los calendarios particulares numerosas fiestas particulares, incluyendo la Fiesta de los esponsales de María y José, excepto en los lugares donde las fiestas tienen una conexión especial con el lugar mismo. En el período de la renovación litúrgica después de Vaticano II, de nuevo se está permitiendo la fiesta en ciertos calendarios litúrgicos particulares. Por Decreto de la Congregación para el Culto Divino, el 18 de mayo de 1989, los Oblatos de San José obtuvieron el permiso para celebrar el 23 de enero “Los Santos Esposos María y José” con el rango litúrgico de “Fiesta”, y con los textos propios completos, incluyendo un prefacio propio.
En nuestros tiempos cuando el matrimonio está bajo tantos ataques, la renovación de la familia estaría bien servida por la incorporación de la Fiesta de los Santos Esposos en los calendarios particulares de distintos diócesis, de congregaciones religiosas y de países por el mundo, y eventualmente por la introducción de la fiesta en el calendario litúrgico de la Iglesia Universal. Esto puede suceder con el crecimiento de la devoción popular a los Santos Esposos, inspirando a los fieles a pedir la celebración de la fiesta